Mientras las sanciones estadounidenses complican gravemente el comercio internacional para los civiles en Yemen, está surgiendo una alternativa en la intersección de la resiliencia económica y la innovación tecnológica: las finanzas descentralizadas (DeFi). Un fenómeno que revela el papel creciente de los criptoactivos en zonas de crisis.
Las sanciones estadounidenses, un catalizador del cambio
- Un embargo que asfixia la economía local: desde que Estados Unidos impuso sanciones adicionales al sector bancario yemení, las transferencias internacionales se han vuelto casi imposibles, incluso para los civiles.
- Los bancos fuera del panorama: los yemeníes están prácticamente aislados de las plataformas tradicionales como SWIFT, lo que obliga a la población a buscar soluciones alternativas fuera del marco bancario tradicional.
DeFi como salvavidas digital
- Herramientas para evitar el aislamiento financiero: Se utilizan plataformas como MetaMask y Uniswap para recibir fondos del extranjero, a menudo en USDT o monedas estables compatibles, antes de convertirlos nuevamente localmente.
- Una adopción por necesidad: no son inversores ni especuladores los que acuden allí, sino familias, comerciantes, ONG locales, en una lógica de supervivencia y no de lucro.
Una palanca de autonomía bajo vigilancia
Lo que esto implica:
- DeFi se está convirtiendo en una herramienta humanitaria involuntaria, que permite transferir fondos a un país bloqueado.
- Destaca el potencial de blockchain para proporcionar una infraestructura monetaria funcional donde el Estado o los bancos fallan.
Riesgos persistentes:
- Las plataformas DeFi no están diseñadas para uso humanitario: volatilidad, complejidad de uso, altas tarifas de gas en ciertas cadenas.
- Los usuarios locales pueden estar sujetos a represalias o sanciones secundarias.
Conclusión
En Yemen, las finanzas descentralizadas no son un lujo tecnológico, sino una necesidad humanitaria. Al eludir las restricciones impuestas por las sanciones, se convierte en una red de seguridad digital para una población aislada del mundo. Pero esta dinámica plantea una pregunta más amplia: ¿puede DeFi llenar de manera sostenible los vacíos dejados por la geopolítica, sin exacerbar tensiones ya explosivas?