En una reciente comparecencia ante el Senado, la senadora Elizabeth Warren expresó su profunda preocupación por los mineros de criptomonedas extranjeros que operan en suelo estadounidense. En su opinión, estas instalaciones podrían suponer un grave riesgo para la seguridad nacional, especialmente en lo que respecta a las bases militares estadounidenses. La declaración plantea cuestiones cruciales sobre el impacto de la minería de criptodivisas en la seguridad y la economía del país.
Preocupaciones suscitadas por las instalaciones mineras
La senadora Warren señaló que casi un tercio de las instalaciones de minería de criptomoneda en EE.UU. son propiedad de ciudadanos chinos, algunos con vínculos directos con el gobierno chino. Destacó el caso de una instalación minera situada cerca de la base aérea F.E. Warren en Wyoming, que alberga misiles intercontinentales. Esta proximidad suscita preocupación por la posibilidad de espionaje, ya que los sofisticados equipos utilizados en la explotación minera podrían desviarse para actividades de vigilancia.
Warren también habló de la necesidad de una regulación más estricta para controlar la inversión extranjera en el sector de las criptomonedas. Pidió leyes más sólidas contra el blanqueo de dinero para impedir que los adversarios extranjeros utilicen las criptomonedas para eludir sanciones y financiar operaciones ilegales.
La respuesta del gobierno estadounidense
En respuesta a las preocupaciones de Warren, el gobierno estadounidense ha tomado medidas para limitar los riesgos asociados a las instalaciones de minería de criptomoneda. En mayo de 2023, el presidente Biden ordenó el cierre de una instalación minera de propiedad china, calificándola de amenaza para la seguridad nacional. La decisión se produjo después de que el Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS) recomendara la desinversión de la instalación debido a su ubicación estratégica.
Las autoridades estadounidenses también han intensificado la vigilancia de las actividades de minería de criptomoneda, en particular las que podrían estar vinculadas a agentes extranjeros. El objetivo de estos esfuerzos es proteger las infraestructuras críticas y garantizar que las tecnologías empleadas no se utilicen con fines maliciosos.