Andreas Szakacs, cofundador de OmegaPro, ha sido arrestado en Turquía por su presunta participación en un extenso esquema Ponzi que causó la pérdida de 4.000 millones de dólares a los inversores. Este caso pone de relieve los peligros persistentes a los que se enfrentan los inversores en esta zona en crecimiento y subraya la necesidad urgente de una regulación más estricta para proteger a los consumidores.
Detalles de la estafa de OmegaPro
Según las autoridades, OmegaPro, una empresa que pretende invertir en criptomonedas y divisas, ha estafado a inversores por 4.000 millones de dólares antes de colapsar a finales de 2022, coincidiendo con la caída del FTX. Szakacs, que adoptó el nombre de Emre Avci después de obtener la ciudadanía turca, fue detenido por las autoridades turcas tras una investigación exhaustiva sobre las actividades de OmegaPro.
Los investigadores incautaron computadoras y 32 carteras de almacenamiento en frío relacionadas con Szakacs, aunque aparentemente no proporcionó los códigos de acceso necesarios para estos activos digitales. También han rastreado 160 millones de dólares en transacciones de criptomonedas relacionadas con sus operaciones. Este caso pone de manifiesto la magnitud del daño causado por las presuntas actividades fraudulentas de OmegaPro y subraya la urgencia de una mejor protección de los inversores en el sector de las criptomonedas.
El impacto en los inversores
Abdul Ghaffar Mohaghegh, un ciudadano holandés que perdió 7 millones de dólares en esta estratagema, afirma representar a más de 3.000 inversores que perdieron colectivamente más de 103 millones de dólares. Esta amplia red de personas afectadas ilustra el impacto considerable de las actividades fraudulentas presuntamente realizadas por OmegaPro y subraya la necesidad de una regulación más eficaz para proteger a los inversores.
Las autoridades de varios países, entre ellos Francia, Bélgica, España y la Argentina, habían emitido advertencias sobre las prácticas fraudulentas de OmegaPro. Szakacs negó enérgicamente las acusaciones, afirmando que su papel se limitaba a las finanzas y el marketing, no al fraude. Sin embargo, la magnitud del daño causado ha llevado a una revisión exhaustiva y a una reevaluación reglamentaria del sector mundial de las criptomonedas.