Desde sus inicios, la industria tecnológica parece haber desempeñado un papel predominantemente masculino, con escasa participación femenina o exposición del trabajo realizado por mujeres. Hoy, afortunadamente, la historia empieza a contarse de otra manera, con una evolución positiva, y uno de los pilares de este cambio puede verse en el mundo de las criptomonedas.
El mundo de los activos digitales nos ofrece una oportunidad histórica para co-crear una tecnología justa, y con esto no sólo nos referimos a la perspectiva de género, sino también a la igualdad de oportunidades a escala social.
En primer lugar, y como punto de partida para este recorrido del papel de la mujer y su relación con las criptomonedas, es importante destacar la diversidad de puestos existentes y poco conocidos dentro de las empresas lideradas por mujeres: fundadoras, CEOs, product managers y analistas femeninas destacan en el ámbito tecnológico en general y dentro del negocio de las criptomonedas en particular.
La volatilidad de este mundo representa una ventaja y un escenario favorable para las mujeres, que pueden mostrar sus habilidades para asumir riesgos y liberarse de los prejuicios y estereotipos según los cuales los hombres sólo pueden ocupar puestos vinculados a la tecnología, las finanzas o los sectores económicos.
En este sentido, hay dos perspectivas a considerar, una es ver a las mujeres en su faceta de consumidoras de criptomonedas y activos de inversión y la segunda como protagonistas, emprendedoras y gestoras de la transformación.
Centrándonos en la dimensión tecnológica de las empresas, el Foro Económico Mundial (FEM), en su Informe Global de la Brecha de Género 2021, muestra que para las profesiones o «Empleos del Mañana» donde una gran parte de ellos se equiparan con el mundo del Blockchain y las criptomonedas, solo hay paridad de género en dos de las ocho categorías. Por ejemplo, la producción de contenidos, las personas y la cultura alcanzan este estatus, mientras que para la inteligencia artificial, la computación en la nube y la ingeniería, los niveles de participación oscilan entre el 14% y el 32%.
Más allá de la preferencia real de la mano de obra femenina por elegir estas disciplinas como mantra para su realización profesional y personal, será fundamental trabajar en políticas y creencias organizativas y personales para acercarse a la paridad de género en esta profesión.
Es fundamental integrar la educación tecnológica y financiera en el currículo escolar, desde edades tempranas. Esto, combinado con la autoeducación que ofrece el mundo digital actual, marcará la diferencia.
Es necesario no sólo seguir ganando posiciones dentro del sector, sino también hacerlo visible. A veces se oculta el número de mujeres en puestos de dirección y gestión, y hacer visible que son capaces de liderar proyectos de gran impacto y crear herramientas para mejorar el rendimiento financiero de las personas ayudará a captar talento en estas disciplinas.
Como en cualquier campo de actividad, cuanto más diversas sean las aportaciones, mayores serán las posibilidades de desarrollo de esta industria, que aún tiene un gran potencial por descubrir. Ya sea en términos de igualdad de género, de procedencia profesional o de realidades geográficas, económicas y socioculturales, las perspectivas diferentes y complementarias enriquecen las iniciativas y mejoran los resultados.
Queda mucho camino por recorrer, pero los primeros pasos e hitos ya se han dado en el mundo de las mujeres y las criptomonedas.
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