Ante las tensiones económicas internas, China habría comenzado a vender criptomonedas incautadas durante investigaciones judiciales anteriores para aumentar sus reservas públicas. Una estrategia pragmática que, según los analistas, podría tener un impacto indirecto en los mercados globales, al tiempo que revela un enfoque más matizado de Beijing hacia los activos digitales.
Ventas estratégicas para aliviar la presión presupuestaria
- Una medida informada por Reuters: Según fuentes cercanas al gobierno chino, las autoridades han comenzado a vender criptomonedas confiscadas, incluidas Bitcoin y Ether, para reforzar las finanzas públicas en medio de la desaceleración económica.
- Incautaciones acumuladas a lo largo de los años: Se cree que estos activos provienen principalmente de lavado de dinero, fraude o plataformas ilegales, como PlusToken, cuyos criptoactivos habían sido congelados y mantenidos bajo control estatal.
La postura ambivalente de Pekín sobre los criptoactivos
- La prohibición sigue vigente: oficialmente, China prohíbe el comercio de criptomonedas y la minería a gran escala, mientras desarrolla activamente su propia moneda digital (e-CNY).
- Gestión pragmática entre bastidores: a pesar de esta postura oficial, la reventa de criptomonedas incautadas revela una lógica financiera: transformar activos digitales en moneda fiduciaria para apoyar la economía nacional, sin revertir la prohibición pública.
Oportunidades y riesgos de tal estrategia
Lo que esto implica:
- Un precedente que potencialmente podrían seguir otros estados que han incautado criptomonedas como parte de investigaciones criminales.
- Una forma implícita de reconocimiento del valor de mercado de los activos digitales, incluso en regímenes hostiles a su uso civil.
Riesgos persistentes:
- Una afluencia masiva de BTC o ETH en los mercados podría ejercer presión a la baja.
- Existe la percepción de un doble discurso por parte de las autoridades chinas, entre la prohibición oficial y el uso no oficial.
Conclusión
La decisión de China de liquidar sus criptomonedas confiscadas ilustra una gestión oportunista y pragmática de los activos digitales. Aunque públicamente se opone a las criptomonedas, Pekín no duda en sacar provecho de ellas dentro de un marco estrictamente controlado. Una actitud que podría extenderse a otras naciones… recordando que los Estados, incluso aquellos hostiles a la descentralización, reconocen de facto el valor económico de Bitcoin.