La organización de los BRICS, que actualmente agrupa a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, está a punto de entrar en una nueva dinámica geopolítica y económica a escala mundial. Con la llegada de su cumbre prevista para 2024, el creciente interés de otras naciones por unirse a este bloque es testimonio de una nueva era con la incorporación de varios países.
Una apertura estratégica a los nuevos miembros
La ampliación de los BRICS, que incluirá a países como Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos e Irán el 1 de enero de 2024, representa una respuesta a las dinámicas cambiantes del mundo contemporáneo. Esta decisión, adoptada en la cumbre de Johannesburgo en agosto de 2023, fue aclamada como un avance significativo hacia la creación de un bloque más representativo de los países en desarrollo.
Al integrar a estas nuevas naciones, los BRICS buscan fortalecer su influencia en el escenario internacional, mientras promueven un orden mundial multipolar que cuestiona la dominación occidental, especialmente la de Estados Unidos y del dólar. La llegada de estos nuevos miembros también podría permitir a los BRICS diversificar sus economías y crear sinergias entre países con recursos y mercados complementarios.
Los desafíos de una alianza heterogénea
Sin embargo, la ampliación de los BRICS no está exenta de desafíos. La diversidad de intereses y sistemas políticos de los nuevos miembros podría dificultar la adopción de decisiones en el grupo. Por ejemplo, las relaciones tensas entre algunos países, como el Irán y la Arabia Saudita, podrían crear fricciones. Además, el dominio económico de China en los BRICS podría generar preocupación entre otros miembros, que podrían temer una pérdida de influencia.
Los BRICS también tendrán que navegar por un complejo paisaje geopolítico, marcado por crecientes rivalidades entre las grandes potencias. La capacidad del bloque para unirse en torno a objetivos comunes será crucial para su éxito futuro. La gestión de las divergencias internas y la definición de una visión coherente serán los principales desafíos en la cumbre de 2024.