Malasia se enfrenta a un preocupante aumento del robo de electricidad vinculado a las actividades de minería de criptomonedas. Según las autoridades, los mineros ilegales han robado el equivalente a 722 millones de dólares de electricidad pública en los últimos cinco años. Esto suscita preocupación medioambiental y económica en el país.
Consumo de energía desorbitado para la minería de criptomonedas
La minería de criptomonedas, especialmente Bitcoin, es una actividad que consume mucha energía. Los mineros tienen que movilizar importantes recursos eléctricos para alimentar los potentes equipos informáticos necesarios para resolver los complejos cálculos. En Malasia, esta demanda de electricidad ha llevado a algunos mineros a recurrir al robo para alimentar sus operaciones. Este fenómeno ha puesto de manifiesto los problemas de regulación y seguridad que plantea el sector de las criptomonedas.
Los esfuerzos represivos de las autoridades malasias
Ante esta situación, las autoridades malasias han intensificado su lucha contra el robo de electricidad vinculado a la minería de criptodivisas. La policía incautó y destruyó más de 1.720 máquinas de minería en 2021. Además, seis personas han sido condenadas a seis meses de prisión por este delito. A pesar de estos esfuerzos, el problema persiste y sigue empeorando. Las autoridades tienen previsto seguir reforzando las medidas de vigilancia y las sanciones para disuadir de estas actividades ilegales.
Consecuencias económicas y medioambientales
El robo masivo de electricidad por mineros ilegales está teniendo un gran impacto económico en Malasia. Se calcula que estas actividades han costado a la red eléctrica nacional casi 2 millones de ringgit (423.197 euros). Más allá del aspecto financiero, este consumo excesivo de electricidad también plantea problemas medioambientales, ya que Malasia sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles.